20 septiembre 2012

De los huesos al helado.

Bueno, esto lo escribí como un favor para un amigo de la universidad, espero les guste!


Un día, un niño y si papá estaban paseando por el parque, cuando pasa un carrito de helados y una niña se le acerca a comprar.

-         - Papá, ¿te puedo preguntar algo?
-          -Claro, ¿Qué pasa?
-          -La niña que está allá, ¿verdad que es muy bonita?
-          -Pues si, es bastante bonita, ¿Te gusta?
-          -No lo sé, quiero hablar con ella, pero me da pena.
-          -Anda, no va a pasar nada, es más fácil para ti que para los cavernícolas.
-          -¿A qué te refieres? ¿Ellos también se enamoraban?
-          -¡Claro! Ellos también.
-          -¡Cuéntame cómo!
-          -Bien, bien, siéntate.

El niño se sienta en las piernas de su padre y él le empieza contar el cuento:

-         - Ellos no sabían hablar, ni escribir, ni dibujar nada.
-         - ¿Cómo los bebés?
-         - Sí, justo como los bebés.

El papá hace varios sonidos con la boca y su hijo se ríe.

-         - ¡Seguro sonaban graciosos!, dice el niño riéndose.
-         - Estoy seguro que sí. Bueno, ellos no sabían nada, así que cuando veían a una mujer bonita, saltaban como locos, así que las mujeres se asustaban y se iban. Poco a poco ellos aprendieron a comunicarse, a hablar, dibujar, pintar y supieron cómo acercarse mejor a las mujeres.
-         - Uff, que complicado, papá.
-         - Por eso mismo te digo, tú tienes más suerte que ellos.
-         - Tienes razón, creo que tu historia me dio una idea.

El niño va hacia el camión de los helados y pide dos, uno de vainilla y otro de fresa, le da el de fresa a la niña y se van caminando y hablando juntos.

FIN.

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