Es increíble la forma con el que destino puede cambiar drásticamente en tan solo unos días y hacer ver que la vida es corta y que debemos disfrutarla…
Zinukeg…
Mi hogar
Antes: Un pueblo en medio de la nada, próspero, tranquilo y pacífico.
Ahora: Un pueblo destruido que se derrumba y poblado de monstruos sanguinarios.
Estaba totalmente aterrado. Jamás había estado en esa situación, pero ya no existía una “Vuelta Atrás”, tenía que encontrar solución en ese preciso momento.
No existía…
Parecía ayer cuando todo rincón de Zinukeg estaba rebosante de paz, y en solo una noche todo se derrumbó en desastre y sangre. Por alguna razón, Lilith y Caín había creado “Niños Inmortales”, como se les llamaba en las novelas de la Saga Crepúsculo. Seres de aspecto adorable que decía Protégeme, pero eso era solo por dentro, pero era solo el exterior, ya que en el interior debajo de la máscara de dulzura e inocencia, habitaba el más poderoso de los asesinos.
Sabía que ganarían irremediablemente, así que…
- Terminemos con esto…
Hace tan solo dos noches, los reyes vampiros habían invadido mi hogar para comenzar una invasión en masa por todo el mundo y hacerse con La Tierra. Todos moriríamos irremediablemente y no lo podíamos evitar.
Abrí la puerta del establo donde me escondía, y dejé que el sol me iluminara completamente dejando al descubierto al único habitante vivo de Zinukeg.
Daniel Shiro.
Yo…
Solo bastaron trece segundos para que un par de ojos rubíes se detuvieran en mi cuerpo. Un grito y en dos segundos, los ojos rubíes eran miles.
Era increíble que niños pudieran destruir un pueblo en tan poco tiempo – dos días con sus noches, para ser exactos -, pero si eran vampiros, no parecía tan imposible.
Cerré los ojos y esperé a que las garras y dientes se clavaran en mí y muriera a sangre fría.
Pero nada venía...
Parecía extraño que nada de nada se clavara en mi cuerpo para hacer salir el agua roja de mi cuerpo y terminar con esta pesadilla. Pero por más que esperara no pasaba nada.
Abrí los ojos para ver que pasaba…
Seguía rodeado de niños pálidos con ojos rojos y blancos y amenazantes colmillos fuera de sus bocas. Me preguntaba por qué no avanzaban y me mataban en los pocos segundos que necesitaba un vampiro como ellos.
Todo era irreal. No podía moverme ni ellos tampoco, pero daban muestras de estar vivos, ya que los ojos rojos vagaban por todo el pueblo buscando algo que escapaba de mi comprensión…
De repente, todos se abalanzaron sobre mí y comprendí su espera.
Deseaban que viera como me mataban…
De un segundo a otro, todo se volvió negro y quedé en un inmenso vacío. Deseaba comprender que era lo que sucedía y quería comprenderlo en ese momento.
Desperté sudando frío en mi cuarto…
¿Todo había sido un simple y tonto sueño? Parecía que sí y que nada de eso fue real jamás.
Pero el televisor estaba encendido en el canal de noticias. Un hombre vestido formal hablaba…
Hace ya unas horas que los padres de Jessica Castellano, una niña de tan solo cinco años, están en el hospital. La muchacha es extremadamente pálida y el iris de los ojos parece rojo, además, la niña desea morder a toda persona que tiene cerca…
Lo apagué en ese momento.
El sueño no era irreal, era una visión de lo que serían las últimas horas de mi hogar.
Por más que no lo desease, Zinukeg sería destruido y todos moriríamos., el planeta sería destruido, y los humanos desapareceríamos de la faz de la tierra para dejársela a los vampiros…
El Apocalipsis había llegado…
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