"La dura dosis de realidad se me hizo difícil de tragar". Fuente. |
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Hay una razón por la que no suelo leer historias de la vida real, pero a veces es al misma vida real la que se aparece y exige ser leída. Yallah Bye, de Joseph Safieddine, con arte de Kyungeun Park, fue uno de esos casos. Pocas veces sientes lo que los personajes en un cómic como este.
La historia es sencilla: Una familia de ciudadanos franceses de origen libanés va de vacaciones a su país de origen, pero que termina presa en el Líbano por la guerra. Gabriel El Chawadi, el único que no fue al viaje, empieza una carrera contra el reloj para convencer al gobierno francés de salvar a sus propios ciudadanos, mientras que su familia intenta sobrevivir a la guerra y a sí mismos, si es que una bomba no los mata primero.
La dura dosis de realidad se me hizo difícil de tragar. Es complicado leer algo que sabes es real, que está sucediendo, y que muy probablemente seguirá sucediendo en el futuro. Yallah Bye muestra una situación contemporánea sin tintes ni censura, y su escritor, Joseph Safieddine, maneja los detalles con mucha delicadeza, sin caer en sensacionalismos de ningún tipo.
"No me atreví a dejar de leer hasta el final". Fuente. |
Los personajes son humanos en todo aspecto, con sus lados positivos y negativos, sus aciertos y errores, y es mucho más sorprendente que los diálogos contengan palabras directamente en árabe, un detalle que no suele verse a menudo y que agradezco.
Kyungeun Park, por otro lado, no me convenció con su arte, honestamente, pues esperaba que fuera más estilizado, elegante, y no tan brusco. Entiendo la conexión entre el arte crudo y la historia sin azúcar, pero tampoco niego que me costó seguir por el estilo. Los colores y las lìneas se ven bastante bien en la mayoría de los casos, de todas formas.
Yallah Bye es un cómic tanto entretenido como educativo, simple como atrapante, que muestra la realidad tal y como es. Será una elección perfecta para los amantes de las historias de guerra, los temas sociales y el suspenso, porque no me atreví a dejar de leer hasta el final.
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