Feliz inicio de semana, Nocturnos. Espero que hayan pasado un buen descanso. Hoy quiero compartirles otro artículo que escribí hace tiempo sobre un tema bastante polémico y controversial: ¿cortarse ayuda contra la depresión o no? La respuesta corta, en mi caso, es que sí. A mí me ayudó, pero porque yo así lo quise y no dejé que eso se volviera una extensión de mis problemas. Lo usé como una última vía de escape. Obvio que no recomiendo que nadie lo haga, pero cuando me vi entre la espada y al pared, elegí al mejor de dos males.
Happy start to the week, Nightlies. I hope you had a good break. Today I want to share with you another article that I wrote a long time ago about a very polemic and controversial topic: does cutting help against depression or not? The short answer, in my case, is yes. It helped me, but because I wanted it that way and I didn't let it become an extension of my problems. I used it as a last escape route. Obviously, I do not recommend that anyone do it, but when I found myself between a rock and a hard place, I chose the best of two evils.
Publicado originalmente en I am 1 in 4.
Originally published in I am 1 in 4.
¡Un saludo y un abrazo!
Greetings and hugs!
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Fernando @cferdophotography - Unsplash |
La autolesión, específicamente cortarse, es uno de los temas que asustan a la gente. No estoy seguro de por qué, pero el tema deja una impresión en todos los que participan en una discusión al respecto. Se ha dicho que nunca debemos alentarlo, nunca debemos decir que está bien o que debemos condenarlo. Estoy en desacuerdo. Ahora, habrá mucha gente que me crucificará por lo que voy a decir. Cuando estamos al límite, a punto de caer en lo que no tendrá remedio, la muerte, nos enfrentamos a una elección. O renunciamos a la vida o cortamos, tanto como sea necesario, hasta que podamos respirar de nuevo. Entonces, ¿cómo ayuda la autolesión?
Salvado por la sangre
Las noches en que tuve mis crisis nerviosas, los días en que el suicidio se convirtió en una opción para mí, me gritaba CON UN DEMONIO. Lloré, sangré, pero viví. Sobreviví. Soy uno de los que enfrentó el abismo frente a mis ojos y ganó la pelea. A un precio, pero gané.
¿Quieres vivir, respirar de nuevo, despertar mañana, tener la oportunidad de encontrar esa chispa que extrañas de antes, pero que tienes demasiado adentro? Si la única alternativa es la muerte, adelante, toma una navaja y haz los cortes más pequeños que puedas. No te atrevas a profundizar. Tan pronto como termines, toma alcohol, vinagre o cualquier cosa que tengas para limpiar las heridas y prevenir cualquier problema mayor.
Hay momentos en los que no podemos hacer la mejor elección, cuando es un diablo o el otro. Entre los cortes y la muerte, siempre elegí los cortes, a pesar del dolor, a pesar del dolor interior, porque quería vivir lo suficiente para encontrar la esperanza. Quería recuperar la luz que tenía antes y quería mostrarles a los demás que siempre hay esperanza, pase lo que pase.
Orgulloso de cortarme
Hoy en día, cuando pienso en las cicatrices de mis rodillas, las que tengo ahora que soy un hombre adulto, me siento orgulloso. Son un recordatorio de lo que luché, los demonios que enfrenté, las batallas que tuve solo, los momentos en que no había nadie conmigo y cuando aún así gané, no porque decidiera cortarme, sino porque sigo vivo
Estoy orgulloso de mis heridas, orgulloso de un cuerpo miserable, de mis cicatrices internas. Estoy aún más orgulloso cuando recuerdo esas noches. Me recuerdan que sobreviví, que fui más fuerte, que todos enfrentamos demonios. Los míos eran más fuertes que yo, pero tengo más control ahora que ayer.
Todavía siento la necesidad de vez en cuando. Las navajas todavía me llaman cuando soy lo suficientemente débil para escucharlas. Pero basta con echar un vistazo a mis rodillas cubiertas de líneas rosadas que nunca quisieron desaparecer para sentirme mejor. Ya he estado allí antes mil veces. El infierno no volverá a sacarme una sola gota de sangre.
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Self-harm, specifically cutting, is one of the topics that people are scared about. I’m not sure why, but the topic leaves an impression on everyone that participates in a discussion about it. It has been said that we should never encourage it, we should never say it is okay, or that we should condemn it. I disagree. Now, there are going to be a lot of people that will crucify me because of what I’ll say. When we’re on the edge, about to fall into what will have no remedy – death – we face a choice. We either give up on life or we cut, as much as we need, until we can breathe again. So, how does self-harm help?
Saved by blood
The nights I had my breakdowns, the days when suicide became an option to me, I screamed HELL NO to myself. I cried, I bled, but I lived. I survived. I’m one of those who faced the abyss right in front of my eyes and won the fight. At a price, but I won.
Do you want to live, to breathe again, to wake up tomorrow, to have the chance and find that spark you miss from before, but have just way too much inside? If the only alternative is death, go ahead, take a razor and make the littlest cuts you can. Don’t you dare go deep. As soon as you are done, take alcohol, vinegar, or anything you have to clean the wounds and prevent any bigger problem.
There are times when we cannot make the best choice, when it is either one devil or the other. Between cuts and death, I always chose cuts, despite the pain, despite the hurt inside, because I wanted to live long enough to find hope. I wanted to recover the light I had before, and I wanted to show others that there’s always hope, no matter what.
Proud I cut
Nowadays, when I think about the scars in my knees, the ones I got now that I’m a grown man, I just feel proud. They’re a reminder of what I fought, the demons I faced, the battles I had on my own, the times when there was no one with me, and when I still won, not because I decided to cut, but because I’m still alive.
I’m proud of my wounds, proud of a wretched body, of my inner scars. I’m even more proud when I remember those nights. They remind me that I survived, that I was stronger, that we all face demons. Mine were stronger than me, but I am in more control now than yesterday.
I still feel the need now and then. The razors still call me when I’m weak enough to hear them. But it only takes a single look at my knees covered with pink lines never meant to disappear, for me to feel better. I’ve already been there before a thousand times. Hell will not get a single drop of blood from me again.
Eres grande, después de la tormenta siempre sale el sol. Te admiro mucho.
ResponderBorrar¡Muchas gracias! Saludos. ^^
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